martes, 19 de octubre de 2010

Primero los dioses, despues lo hombres

Y primero los dioses, luego los hombres, que imitan a los dioses, reconocieron que el cuerpo de las Ninfas era el lugar mismo de un conocimiento terrible porque era a la vez salvador y funesto: el conocimiento a través de la posesión. Un conocimiento que otorga clarividencia, pero puede tambien entregar a quien lo practica una locura peculiar. La paradoja de la Ninfa es ésta: poseerla significa ser poseídos. Y otorga una fuerza arrolladora.

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