jueves, 30 de diciembre de 2010

NO ENTENDER

'No entiendo'. Esto es tan vasto que supera cualquier entender. Entender es siempre limitado. Pero no entender puede no tener fronteras. Siento que soy mucho más completa cuando no entiendo. No entender, del modo en que lo digo, es un don. No entender, pero no como un simple de espíritu. Lo bueno es ser inteligente y no entender. Es una bendición extraña, como tener locura sin ser demente. Es un manso desinterés, es una dulzura de estupidez. Sólo que de vez en cuando viene la inquietud: quiero entender un poco. No demasiado: pero por lo menos entender que no entiendo.

(Fragmento extraído de "DESCUBRIMIENTOS: Crónicas inéditas". Traducción y prólogo de Claudia Solans. Adriana Hidalgo Editora)

jueves, 23 de diciembre de 2010

Esa belleza

El deseo sexual, si es recíproco, origina un complot de dos personas que hacen frente al resto de los complots que hay en el mundo. Es una conspiración de dos.

El plan es ofrecer al otro un respiro ante el dolor del mundo. No la felicidad sino un descanso físico ante la enorme responsabilidad de los cuerpos hacia el dolor.

En todo deseo hay tanta compasión como apetito. Sea cual sea la proporción, las dos cosas se ensartan juntas. El deseo es inconcebible sin una herida.

Si hubiera alguien sin heridas en este mundo, viviría sin deseo.

El cuerpo humano realiza proezas, posee gracia, picardía, dignidad y otras muchas capacidades, pero también resulta intrínsecamente trágico como no lo es ningún cuerpo de animal (ningún animal está desnudo) El deseo anhela proteger al cuerpo amado de la tragedia que encarna y, lo que es más, se
cree capaz.

La conspiración consiste en crear juntos un espacio, un lugar de exención, necesariamente temporal, de la herida incurable de la que es depositaria la carne. Ese lugar es el interior del otro cuerpo. La conspiración consiste en deslizarse al interior del otro, allí donde no se les pueda encontrar. El deseo es un intercambio de escondites. (hablar de "volver al útero" es una vulgar simplificación)

Tocar una pierna con mano de amante. Que sea para excitar o para relajar no supone diferencia alguna. El tacto aspira a alcanzar, más allá del fémur, la tibia o el peroné, el propio corazón de la pierna, y el amante completo espera acompañar ese gesto y habitar en él.

No hay altruismo en el deseo. Al principio están implicados dos cuerpos y la exención, siempre y cuando se logre, los protege a ambos. La exención es inevitablemente breve, y sin embargo, lo promete todo. La exención suprime la brevedad y con ella las penas asociadas a la angustia de lo efímero.

Ante la mirada de una tercera persona, el deseo es un breve paréntesis. Desde dentro, una inmanencia y una entrada en la plenitud. Normalmente la plenitud se considera una acumulación. El deseo revela que es un despojamiento: la plenitud de un silencio, de una oscuridad.

JOHN BERGER, fragmento de "ESA BELLEZA"

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Escribir

Un escritor es algo extraño. Es una contradicción y también un sinsentido. Escribir tambien es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido. Un escritor es algo que descansa, con frecuencia, escucha mucho. No habla mucho porque es imposible hablar a alguien de un libro que se ha escrito y sobre todo de un libro que se está escribiendo. Es imposible. Es lo contrario del cine, lo contario del teatro y otros espectáculos. Es lo contrario de todas las lecturas. Es lo más difícil. Es lo peor. Porque un libro es lo desconocido, es la noche, es cerrado, eso es. El libro avanza, crece, avanza en las direcciones que creíamos haber explorado, avanza hacia su propio destino y el de su autor, anonadado por su publicación: su separación, la separación del libro soñando, como el último hijo, siempre el más amado.

Un libro abierto también es la noche. Estas palabras que acabo de pronunciar me hacen llorar, no sé por qué.

Escribir a pesar de todo pese a la deseperación. No: con la desesperación. Qué desesperación, no sé su nombre. Escribir junto a lo que precede al escrito es siempre estropearlo: estropear el fallo es volver sobre otro libro, un posible otro de ese mismo libro.

(Fragmentos extraídos de ESCRIBIR. Traducción de Ana María Moix. Colección Fábula. Tusquets Editores)

lunes, 20 de diciembre de 2010

Peligrosa lucidez

CLARICE LISPECTOR
LA LUCIDEZ PELIGROSA

Estoy sintiendo una claridad tan grande que me anula como persona actual y común: es una lucidez vacía, ¿cómo explicar? así como un cálculo matemático perfecto que, sin embargo, no se necesita. Estoy, por así decir, viendo claramente el vacío. Y no entiendo eso que entiendo: pues estoy infinitamente más grande que yo misma, y no me alcanzo. Más allá de que: ¿qué hago con esta lucidez?
Sé también que esta lucidez mía puede volverse el infierno humano -ya me ocurrió antes. Pues sé que -en términos de nuestra diaria y permanente adaptación resignada a la irrealidad- esta claridad de realidad es un riesgo. Apaga, pues, mi llama, Dios, porque no me sirve para vivir los días. Ayúdame a consistir de nuevo en los modos posibles.
Yo consisto, yo consisto, amén.

(Fragmento extraído de DESCUBRIMIENTOS: Crónicas inéditas. Traducción y prólogo de Claudia Solans. Adraina Hidalgo editora)

Una verdad inventada

CLARICE LISPECTOR

Entonces escribir es el modo de quien tiene a la palabra como carnada: la palabra pescando lo que no es palabra. Cuando esa no-palabra -la entreínea- muerde la carnada, alguna cosa ha sido escrita. Una vez que se pescó la entrelínea, se podría con alivio desechar la palabra. Pero ahí cesa la analogía: la no-palabra, al morder la carnada, la incorporó. Lo que salva entonces es escribir distraídamente.

No quiero tener la terrible limitación de quien vive sólo lo que es pasible de tener sentido. Yo no: lo que quiero es una verdad inventada.

(Fragmentos de AGUA VIVA. Traducción y prólogo de Florencia Garramuño. el cuenco de plata)

EL CUERPO UTOPICO

MICHEL FOUCAULT

Tal vez habría que decir también que hacer el amor es sentir su cuerpo que se cierra sobre sí, es finalmente existir fuera de toda utopía, con toda su densidad, entre las manos del otro. Bajo los dedos del otro que te recorren, todas las partes invisibles de tu cuerpo se ponen a existir, contra los labios del otro los tuyos se vuelven sensibles, delante de 'sus' ojos semicerrados tu cara adquiere una certidumbre, hay una mirada para ver finalmente tus párpados cerrados. También el amor, como el espejo y como la muerte, apacigua la utopía de tu cuerpo, la hace callar, la calma, y la encierra como en una caja, la clausura y la cierra. Por eso es un pariente tan próximo de la ilusión del espejo y de la amenaza de la muerte; y si a pesar de esas figuras peligrosas que lo rodean a uno le gusta tanto hacer el amor es porque, en el amor, el cuerpo está 'aquí'.


(Fragmento de EL CUERPO UTOPICO. LAS HETEROTOPIAS. Textos inéditos seguidos de una presentación de Daniel Defert. Traducción de Victor Golstein. Ediciones Nueva Visión)

jueves, 28 de octubre de 2010

A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo. Jean de la Fontaine (1621-1695) Escritor y poeta francés y tambien en Kun fu Panda.

Siempre se ha creído que existe algo que se llama destino, pero siempre se ha creído también que hay otra cosa que se llama albedrío. Lo que califica al hombre es el equilibrio de esa contradicción.
Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) Escritor británico.

El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.
William Shakespeare (1564-1616) Escritor británico.

El destino mezcla las cartas, y nosotros las jugamos.
Arthur Schopenhauer (1788-1860) Filósofo alemán.

Que cada cual siga su inclinación, pues las inclinaciones suelen ser rayas o vías trazadas por un dedo muy alto, y nadie, por mucho que sepa sabe más que el destino.
Benito Pérez Galdos (1843-1920) Escritor español.

El primer amor es una pequeña locura y una gran curiosidad.
Bermard Shaw 1856-1950

Ves cosas y dices,"¿Por qué?" Pero yo sueño cosas que nunca fueron y digo, "¿Por qué no?".
Bermard Shaw 1856-1950

El hombre que escucha la razón está perdido. La razón esclaviza a todos los que no son bastante fuertes para dominarla.
Bermard Shaw 1856-1950

El sufrimiento más intolerable es el que produce la prolongación del placer más intenso.
Bermard Shaw 1856-1950

Las ideas son como las pulgas, saltan de unos a otros pero no pican a todos.

La virtud no consiste en abstenerse del vicio, sino en no desearlo.
[ironico]

Nunca se desprende uno de lo que le pertenece, aunque lo tire o lo regale.
1749-1832. Poeta y dramaturgo alemán. Goethe.
Cada impulso que nos esforzamos por sofocar ronda nuestra mente y nos envenena.

El cuerpo peca una vez, y se satisface con su pecado, porque la acción es un modo de purificación. Nada queda entonces sino el recuerdo del placer, o el lujo de un remordimiento. La única forma de liberarse de una tentación es rendirse a ella. Resístete, y tu alma efermará por el deseo por el cual sus monstruosas leyes la han hecho monstruosa e ilegal. El retrato de D.G. O. Wilde.

jueves, 21 de octubre de 2010

¿Quién no sabe por experiencia que uno puede no querer gozar? ¿Quién no lo sabe por experiencia no conocer ese retraimiento que impone a cualquiera la proximidad del goce como tal con toda su carga de atroces promesas? ¿Quién no sabe que uno puede no querer pensar? S.11.pag. 242.J.L.


¿Quién no sabe, de veras que el más perfecto reconocimiento del bien no impide jamás a nadie revolcarse en su opuesto? JL,S11, pag. 242

miércoles, 20 de octubre de 2010

El amor

el amor es verdaderamente inclasificable, lo que viene a atravesarse en todas las situaciones significativas, lo que no está jamás en su lugar, lo que está siempre fuera de las casillas [Seminario 8, clase siete. J. Lacan]

martes, 19 de octubre de 2010

Primero los dioses, despues lo hombres

Y primero los dioses, luego los hombres, que imitan a los dioses, reconocieron que el cuerpo de las Ninfas era el lugar mismo de un conocimiento terrible porque era a la vez salvador y funesto: el conocimiento a través de la posesión. Un conocimiento que otorga clarividencia, pero puede tambien entregar a quien lo practica una locura peculiar. La paradoja de la Ninfa es ésta: poseerla significa ser poseídos. Y otorga una fuerza arrolladora.

Las aventuras

Los libros son para una doble aventura. La primera es el descubrimiento: cuando lo encuentro en alguna parte huelo la importancia que podrán tener en un futuro para mí y, por así decir, me los apropio físicamente. Después de lo cual pasan con frecuencia muchos años hasta la segunda aventura, cuando por un incomprensible impulso los tomo en la mano y, excluyendo cualquier otro interés me les abalanzo como en un delirio. [R. Calasso. La locura que viene de las ninfas pag. 85]